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La crisis del Betis Balompié en 1936. Causas y consecuencias

 

La situación por la que pasó el Betis Balompié a final de la temporada 1935-36 fue bastante comprometida.

El fuerte endeudamiento económico que tenía el club era consecuencia de los desajustes ocasionados por la profesionalización del fútbol, y que se extendieron a numerosas entidades deportivas por esas fechas. Algo que es fácilmente comprobable dándose una vuelta por la prensa de la época.

Para resolver esa crisis, especialmente acentuada a lo largo del mes de mayo de 1936, el Betis llevó a cabo diversas gestiones: un llamamiento al apoyo decidido de la afición, que fue ampliamente respaldado, una reducción de la nómina de jugadores para la temporada siguiente, con las bajas de jugadores como Gómez o Rancel, la venta de otros jugadores del club, como Unamuno al Athletic (10.000 pesetas) o Urquiaga al Barcelona (80.000 pesetas), y las gestiones emprendidas desde tiempo atrás, y que ahora se remataron, para el traslado de la entidad verdiblanca del campo del Patronato al Stadium de la Exposición.

Sobre este último particular hay que precisar que la capacidad del Stadium era el doble que la del recinto del barrio del Porvenir: 16.000 espectadores frente a 8.000. La intención del club era abaratar las entradas para conseguir llegar a más público e incrementar las recaudaciones, algo que no podía hacerse en el Patronato dado su inferior aforo.

El Stadium, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929, pertenecía al Ayuntamiento de Sevilla y su uso deportivo durante los primeros años de la década de los 30 fue degradándose paulatinamente.

Así durante los años 1929, 1930, 1931 fue escenario de diversos partidos amistosos del Sevilla o del Betis, e incluso algunos de carácter oficial, como los que enfrentaron al Betis y al Barcelona en abril de 1930 en los octavos de final de la Copa, o al Betis y al Deportivo de La Coruña en junio de 1929 en partido de Liga.

Pero ya desde 1932 se constata que el mantenimiento y conservación del Stadium eran un lastre para el erario municipal, en un estado económico pésimo a consecuencia de la fortísima deuda heredada del certamen iberoamericano de 1929. Hay imágenes e información en la prensa que reflejan este paulatino deterioro, con gradas medio derruidas, el terreno de juego convertido en un erial, y los acondicionamientos exteriores del Stadium en unas pésimas condiciones de conservación.

Imagen exterior del Stadium en 1933
Durante esos años se le usa para la exhibición de pruebas automovilísticas y de motorismo, se especula con su venta a una sociedad de apuestas que en Madrid y Barcelona gestionaba el canódromo, e incluso fue campo de ejercicios y maniobras para la Guardia de Asalto republicana.

Cuando el Betis arrienda el Stadium el 16 de julio de 1936 está, por lo tanto, solventándole un problema al Ayuntamiento sevillano. No sólo se compromete a acondicionarlo y a mantenerlo en óptimas condiciones para la práctica deportiva, sino que su utilización constituye una fuente de ingresos para las deterioradas arcas municipales.

Firma del arrendamiento del Stadium 16 de julio de 1936
Desde determinada óptica, que suele tener como eje de su propaganda el denigrar sistemáticamente la historia de nuestro club, se lanza con frecuencia la idea de que la guerra civil salvó al Betis de la desaparición.

Esta visión, falsa y sesgada, se contrapone a la que desde otro punto de vista ha propagado la idea contrapuesta: la de que el Betis fue destrozado por la guerra civil.

En mi opinión ambas versiones son erróneas. El Betis llega al verano de 1936, antes del inicio del conflicto bélico, en una situación muy delicada, pero motivada por razones de carácter interno, fundamentalmente el desequilibrio económico entre gastos e ingresos producido en la temporada 1935-36, en la que, por otra parte, el club se clasificó en mitad de la tabla, en una cómoda séptima plaza, alejado de los puestos de descenso, muy al contrario que el Sevilla FC, quien se salvó del descenso a la Segunda División por un penalti fallado en el último minuto de juego por Chacho del Athletic de Madrid.

Esta situación de precariedad económica, como hemos visto, estaba ya en un claro proceso de equilibrio en junio de 1936.

El presidente, Francisco Navarro López, había dimitido y el club era gestionado por el vicepresidente Manuel Alonso Cueli. De hecho el contrato de arrendamiento del Stadium con el Ayuntamiento fue firmado por Alonso Cueli, lo que deja claro que el club no estaba en modo alguno descabezado.

Como es habitual en esos años había que celebrar la Asamblea anual de socios, en la que se hubiera elegido un nuevo presidente y una nueva directiva, como se hacía anualmente.

En los años anteriores este proceso se llevó a cabo con total normalidad en los meses veraniegos (1928 el 25 de julio, 1929 el 2 de septiembre, 1930 el 9 de agosto, 1931 el 5 de septiembre, 1932 el 26 de junio, 1933 el 26 de junio y el 19 de agosto, 1934 el 10 de julio, 1935 26 de julio y 13 de agosto). 

Si no hubiese estallado el conflicto bélico el Betis Balompié, sin duda alguna, hubiera llevado a cabo este proceso con absoluta normalidad. Contamos con un importante testimonio documental de la época y que es muy poco conocido. Se trata de la entrevista que publicó el semanario madrileño Crónica el 25 de julio de 1936.

Es decir, una semana después del inicio de la sublevación militar que partió España en dos mitades, se publicó esta entrevista, lógicamente realizada antes del 18 de julio, por teléfono como se cuenta en la propia entrevista, y que por motivos obvios no se difundió en Sevilla cuando se publicó.

El entrevistado es Carlos Fernández de Pando, uno de los hombres claves en el Betis de los años 30. Había sido secretario de la directiva encabezada por José Ignacio Mantecón Navasal en 1931-32 y 1932-33, vocal de la directiva de Antonio Moreno Sevillano en la 1933-34, secretario de la directiva de Antonio Moreno Sevillano en la 1934-35 y vocal de la directiva de Francisco Navarro López en la 1935-36.

Sabía muy bien de lo que hablaba, y de la situación del Betis de primera mano. Estuvo presente el 16 de julio de 1936 en la firma del arrendamiento del Stadium de la Exposición (aparece en la fotografía que insertamos más arriba el tercero por la derecha), y formaba parte de la directiva que encabezaba Manuel Alonso Cueli a la espera de la anual asamblea de socios.

Carlos Fernández de Pando

La entrevista es muy ilustrativa y contundente y en ella se deja claro que el proceso de recuperación y normalización de la entidad bética estaba ya en marcha.

El Betis Balompié continúa viviendo y luchando

El Club que a sus espaldas tenga una afición fervorosa y densa, que no se ofusque ante las desdichas de su once, verá cómo éste naufraga en los escollos de las competiciones, pero sin irse a pique definitivamente. ¡Pobre, en cambio, de aquel que, aún victorioso, no sienta tras sí el ardor de unas almas¡

Aquello y no esto le sucedió al Betis. Su equipo, por obra y gracia de unas deleznables actuaciones, perdió la posición preeminente que alcanzó una temporada antes en el torneo de la Liga. Y surgió un desvío de la multitud que afanosa libra batallas de amor cuando pintan triunfos. En los campeones de la Primera División de 1934-35 se mezclaron los avatares mil que coinciden por uso de que una desgracia nunca va sola. Y llegó un momento en que los directivos de la gran Sociedad andaluza, con el agua de las amarguras al cuello de su fortaleza, no sabían, porque no podían, hacer frente a los múltiples sinsabores. Y en un momento de desaliento surgió la duda en quienes siempre habían obrado por reflejos de fe.

La prensa madrileña recogió la noticia: el Betis estaba atravesando tal crisis, que más que posible era que se llegara a la disolución del grupo futbolístico que había puesto tantos blasones en sus anales. ¿Por qué? Por lo de siempre: por lo que constituye el cáncer en las agrupaciones deportivas, por la falta de numerario para hacer frente a las cuantiosas obligaciones crematísticas.

De pronto, al revuelo de una asamblea de cotizantes y simpatizantes, llega hasta los directivos cuyas fuerzas flaqueaban, el caudal beneficioso de una manifestación de simpatía. Y el Betis, no sólo no va a morir, sino que se dispone a recobrar prontamente su rango, devolviendo al fútbol sevillano aquel plano de notoriedad que sólo en una temporada, la penúltima, llevó a la ciudad de la Gracia la firmeza de dos Campeonatos Nacionales.

¿Cómo pudo pasarse de un extremo de pesimismo a un optimismo tan consolador? Pues porque en cuanto sonó un clarín se acercaron las huestes, y en cuanto se reclamó el auxilio surgieron las colaboraciones. Es decir, que el Betis vio a sus espaldas una afición fervorosa y densa.

En la directiva bética hay un hombre, Carlos Fernández y de Pando, que nunca desoye al comentarista. Y cuando éste, como nosotros, le pide el valor de una confidencia, no se hace el melindroso y “canta” claro y recio.

-No teníamos por qué ocultar más tiempo la insostenible situación del Betis en el aspecto económico. No podíamos, mejor dicho. Las causas de esta situación son de índole genérica. En realidad, la crisis del país se ha reflejado en el fútbol, como en tantos otros espectáculos; pero, además, el año lluvioso ha quebrantado continuamente nuestra taquilla hasta el punto de que a mediados de Mayo los ingresos habían sido, comparados con los registros en igual periodo de la anterior temporada, inferiores en unas 150.000 pesetas. Disminución tan extraordinaria en los ingresos ocasionó, como puede figurarse el que menos noción tenga de estas cosas, un enorme desequilibrio en nuestro presupuesto. La Directiva no podía hacer frente a tan elevado déficit, y entonces se decidió a lanzar una nota periodística de hace unas semanas, en la que lisa y llanamente se decía a la afición bética que si ella no acudía a remediar prestamente la penuria, estaba decidida a dar por terminada la temporada antes de que los equipos enemigos nos cortaran el paso. Y paralelamente convocamos una junta general extraordinaria, a la que no sólo acudieron socios, sino también simpatizantes; y en esta reunión, después de darse a los reunidos explicaciones muy amplias, se produjo una reacción magnífica, que se tradujo en la apertura de una suscripción voluntaria que fue secundada en muchas otras poblaciones, como Ecija, Carmona, Sanlúcar, Jerez…

Sí, de momento parece que se ha conjurado el peligro. La Directiva está dispuesta a mantener la baratura de los precios, iniciada en el último partido que jugamos, pues ha visto que con ella el público responde. Pero esto no es una solución definitiva, porque con tan gran rebaja, dos pesetas la general, aunque el campo se llene, no podrán lograrse más de 30.000 pesetas, y esta suma, sobre la que pesa el gravamen de los impuestos, organización, etc, queda reducida a una cantidad muy insuficiente para mantener las imprescindibles necesidades del Club.

¡Vaya la sinceridad por delante¡ Una realidad es que los Clubs profesionales estamos montados en un plan disparatado, pues los sueldos y fichajes cuestan un dineral. Y basta un año lluvioso, ó la coincidencia de otras adversas circunstancias, para que los ingresos den un extraordinario bajón. Y entonces sí que sobreviene la catástrofe.

¿Preocupaciones en las alturas? La Federación Nacional no se ocupa de procurar la exención de contribución industrial, ni arregla definitivamente lo de los ferrocarriles, ni pone una tasa ó límite a los sueldos y traspasos de los jugadores. Al contrario, como es juez y parte, hace la vista gorda, y cuando entre los mismos Clubs surge la competencia, las cifras por estos conceptos llegan a tipos fabulosos.

¿Proyectos propios? En cuanto a jugadores aspiramos a seguir con casi todos, con lo más que podamos. Como cosa poco problemática, tenemos en cartera el arriendo del Stadium de la Exposición. Como tiene una cabida mayor que nuestro campo actual, en él sí que podemos seguir con la política iniciada de abaratamiento de las localidades. Y contaremos con suficientes ingresos para atender con holgura las imperiosas obligaciones que nos exige nuestra condición y las aspiraciones justas de volver a ser lo que recientemente fuimos.

¿Vanas ilusiones? No lo creo (Y la voz de Pando, que nos llega a través del hilo telefónico, se hincha de satisfacción, como si tuviera ante sí el jolgorio que planea) Acabamos de ver a una afición, al parecer despreocupada, como se animó al requerimiento. “¡Eh, amigos, que el Betis se nos desangra¡”, le dijimos. Y ante el Betis se agolpó la gente para ir dejando el socorro gentil que lo mejora y la promesa viva de una ayuda más constante, que significará la plena salvación.

Fuente: Crónica 25 de julio de 1936

Uno de los puntales del equipo campeón de Liga. Serafín Aedo, frente a lo que se propaga desde determinados medios indocumentados, permanece en el equipo verdiblanco y sólo las circunstancias del conflicto bélico explican que no volviera a jugar más con el Betis, como aquí se explica perfectamente.

Todo este plan de normalización cambió con el triunfo de la sublevación militar en una parte del territorio, y el consiguiente enfrentamiento bélico que se prolongó por casi tres años.

El Betis no llevó a cabo su asamblea anual ordinaria de socios, no eligió una nueva directiva y permaneció en “estado de hibernación” hasta muy a comienzos de 1939.

No se llegó a jugar la Liga de la temporada 1936-37 que incluso ya había sorteado su calendario en la Asamblea de la Federación Española de Fútbol celebrada en Madrid a comienzos de junio de 1936. Como curiosidad la primera jornada había deparado una visita al campo de Torrero para enfrentarse al recién ascendido Zaragoza el 1 de noviembre de 1936.


La guerra no salvó al Betis de la desaparición, como intentan propagar quienes “analizan” la historia del Betis con una más que evidente intención difamatoria, ni tampoco lo destrozó, como algunos repiten sin el menor análisis histórico ni documental. Lo que sí se produjo fue un retraso de dos años y medio en su normalización y que el club llegara al reinicio de las competiciones oficiales en la temporada 1939-40 con un claro retraso respecto a otros.

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4 comentarios:

Unknown dijo...

Me parece sin duda una investigación bastante documentada y rigurosa. Enhorabuena.

josebor dijo...

La guerra no salvó al Betis de la desaparición, como intentan propagar quienes “analizan” la historia del Betis con una más que evidente intención difamatoria, ni tampoco lo destrozó, como algunos repiten sin el menor análisis histórico ni documental. Lo que sí se produjo fue un retraso de dos años y medio en su normalización y que el club llegara al reinicio de las competiciones oficiales en la temporada 1939-40 con un claro retraso respecto a otros.

tengo una duda, si el Betis tenia preparado su saneamiento y la guerra civil retraso su normalizacion dos años y medio llegando con retraso respecto a otros, y pasa a ser un equipo puntero a uno del monton (deportivamente) no fue determinante la guerra civil en el hundimiento del Betis?
no soy historiador, pero me intereso por la historia del Betis, podrian explicar las figuras de ramon de carranza hijo y del marques de contadero? Es cierta la escision en el seno del sevilla fc provocada por la negativa a que jugara un obrero?. Muchisimas gracias por vuestro trabajo tan necesario que parece mentira no interese en nuestro club. Un saludo

josebor dijo...

Hola, me gustaria rrspondieran a mis preguntas, muchas gracias

GBEH dijo...

Perdone, no había visto su comentario. El Betis ya en la temporada 35-36 se había devaluado respecto al equipo campeón del año anterior; aún así quedó en una cómoda séptima posición. Este retroceso deportivo del club se produjo por razones internas y que no podemos atribuir al episodio bélico. Ya no era el club puntero que había ganado la Liga, pero sí un equipo instalado y consolidado en la Primera División. La guerra produjo la paralización del club, que no comienza a dar señales de vida hasta comienzos de 1939. Ese es lo que lo diferencia de otros clubs, que durante la época bélica mantuvieron una importante actividad. Indudablemente si no hubiera habido guerra el club hubiera mantenido su actividad durante el verano de 1936, celebrado su asamblea anual de socios y elegido una nueva directiva

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